La ciudad de Cusco nos ha parecido acogedora aunque muy enfocada al turista como todo el mundo comenta, tiene mucho encanto, las calles empedradas, la preciosa plaza de armas con sus dos iglesias, el barrio de San Blas con callejuelas estrechas y muy empinadas que han hecho que nos faltase el aire.
Los días que hemos estado en esta ciudad los hemos disfrutado y hemos aprovechado para pasear y pasear sin rumbo fijo. Por el contrario no hemos visitado ninguna de las ruinas que se encuentran en la misma ciudad ya que era necesario comprar el «boleto turístico» que cuesta la friolera de 130 soles (40€) y en vez de eso, nos subimos andando colina arriba hasta llegar al cristo blanco para tener unas buenas vistas panorámicas de Cusco y de paso intentar colarnos a Saqsayhuamán aunque no resultó, nos pararon en la entrada y tuvimos que dar media vuelta.
Lo que no esperábamos era encontrar que a dos días de nuestra llegada tenía lugar un concierto de 3 grupos españoles y la entrada costaba 30 soles (menos de 10€), así que aprovechamos la ocasión para ir a saltar y cantar un rato, que al final se convirtieron en más de 6 horas pasando mucho frío debido a la poca puntualidad peruana. Pero en fin, estuvo muy bien y pude ver por primera vez en concierto a la Oreja de Van Gogh.
Sabemos que no le hemos sacado todo el jugo a Cusco ya que la ciudad tiene numerosos museos, iglesias, también ruinas como ya he comentado y la visita obligada al Valle Sagrado el cual tampoco hemos visitado. Pero los días en Cusco nos han pasado volando sin hacer gran cosa y nos hemos dado el lujo de perder el tiempo como si no fuéramos turistas ajetreados, así hemos tenido el privilegio de vivir el ritmo de la ciudad y presenciar desfiles con los trajes típicos, ver los mercados de artesanías, sentarnos en un banco de la plaza de armas y sobretodo charlar con extranjeros y intercambiar experiencias que seguro nos servirán para esta etapa de Sudamérica.
