Esta isla que sólo puedes acceder con pequeños ferrys, es una de las más famosas de Tailandia. Destaca porque es de las más familiares y tranquilas de la zona, y eso nos gusta. El único problema que tuvimos es que debido a la Fin de año chino, tuvimos que cambiar hasta cuatro veces de hotel en cinco días…eso sí, si te alquilas una moto disfrutarás de playa y montaña en estado puro. Decidimos ir a esta isla por el consejo de varios viajeros, aunque quizás no fue el mejor momento. Reservamos una noche sólo y fue lo peor que pudimos hacer, ya que cada día, teníamos que buscar nuevo alojamiento durante horas y horas. Todo estaba lleno, la palabra preferida de los lugareños es «FULL» (lleno en inglés) o habían triplicado los precios sin aviso previo. Fue realmente tenso, y con el valioso tiempo que perdimos y la tensión que se crea, no pudimos disfrutar tanto cómo nos hubiera gustado de esta isla. Además tuvimos un problema de estómago el segundo día que nos dejó a los dos fuera de circulación durante un día entero. No empezamos muy bien en Tailandia, la verdad.
Preciosa puesta de sol en la playa de Koh Lanta.
Para llegar a la isla se debe atravesar con un pequeño ferry que lleva coches y personas. Hay otras barcas que se dedican de forma particular a cruzar con motos.
Señor navegando en el ferry.
Finalmente alquilamos una moto de nuevo. Es la mejor forma de moverte libremente y de forma económica. Fuimos a visitar el poblado antiguo (Old Town) que es más original que donde estábamos que es demasiado turístico para mi gusto. Después estuvimos descubriendo varios rincones y playas hasta que el tiempo cambió y tuvimos que volver por la lluvia.
Casita flotante en «Old Town»
Cabe destacar el riesgo que asume la gente con la moto. Es mi primera vez en Asia, y supongo que es una cosa normal. Después de Sur America, no había visto nada así en la vida. La gente sube de todo a la moto, como si nada. Habían hasta familias enteras de hasta 5 miembros encima de una moto con niños pequeños y todo, vamos, un peligro total y sin casco ninguno. Impensable en nuestro país, pero normal aquí.
Familias enteras en la moto y sin casco, viva la vida.
Las bicicletas son un medio de transporte bastante habitual para llevar los turistas en un asiento en la parte trasera.
En Koh Lanta estaba lleno de tiendas, agencias y restaurantes únicamente pensados para los turistas. Además puedes encontrar algunas tiendas de artesanos para comprar souvenirs muy interesantes como cuadros o figuras.
Varios restaurantes de pescado para turistas invaden las calles de Koh Lanta.
Pintor artesano en la calle de Koh Lanta.
Teníamos una preciosa playas, que desde allí podías ver una puesta de sol que no tenía precio, teniendo en cuenta que cuando baja la marea puedes recorrer varios kilómetro donde normalmente hay mar, algo bastante curioso.
Puesta de sol con la marea baja.
Otra cosa a destacar, es la importancia con los tsunamis. Después de lo ocurrido en 2004 en las playas Tailandesas, creo que ha servido de lección para no repetir la desgracia. Allá donde vas, encuentras señales de zona segura contra tsunami por todas partes. Comentan entonces, que ante una previsión de tsunami, toca una bocina en todas partes y debes desplazarte rápidamente a una zona segura.
Señal de evacuación de Tsunami, fácil de encontrar en todas las zonas de peligro.
Después de pasar varios días allí, finalmente no hicimos ninguna excursión a ninguna playa paradisíaca famosa, y entre problemas y toma de decisiones preferimos disfrutar de esta bonita isla y de su tranquilidad.
Podéis ver más fotos a la derecha de este post.