El destino siempre nos lleva a Bangkok. De hecho, es la ciudad que más tiempo hemos estado en todo el viaje. Esta vez, descubriremos un templo de mármol precioso y visitaremos el Gran Palacio, la joya de Bangkok, entre otros…
Una vez más llegamos a Bangkok desde India (la opción más económica del vuelo). Por temas de espera de visados (para variar), nos tenemos que quedar en Bangkok más tiempo del previsto.
Esta vez queremos acabar de ver todo lo que no pudimos otras veces, y aprovechar para repetir alguna visita, cómo los mercados de Chatuchak (Mercado de fin de semana) y el barrio chino para hacer algunas compras.
De compras por el mercado chino.
El siguiente día, fue un día intenso para visitar templos, pero muy productivo:
Para empezar, visitamos el templo de mármol llamado Wat Benchamabophit Dusitvanaram. Este precioso lugar está situado en el barrio de Dusit y construido en 1899. La verdad es que está un poco alejado del centro y es un poco complicado llegar, pero vale mucho la pena.
Entrada al espectacular templo de mármol.
En su interior y dentro y de la Sala de Ordenación, hay uno de los Budas dorados más espectaculares de la ciudad (…o eso dicen), esta figura se realizó al estilo Sukkothai e impacta por su cuidada iluminación. En la galería interior y alineadas en las paredes encontrarás 52 estatuas de Budas de color negro de diferentes tipos.
Precioso y cuidado Buda en el interior del templo.
Los techos están cuidados hasta el último detalle.
En las cercanías puedes disfrutar de unos preciosos jardines con varios edificios y un árbol traído de Bodhgaya, donde Buda se iluminó. Aquí puedes leer más acerca de Bodhgaya. El precio de la entrada es de 20 baths, pero es muy fácil no pagar.
Árbol de Buda traído de Bodhgaya.
Este es uno de los lugares más visitados de Bangkok y de visita obligada es el Gran Palacio (Grand Palace) y también llamado (preparáos…Phra Borom Maha Ratcha Wang). Este impresionante complejo de 218.400 m2 está lleno de espectaculares edificios entre riquezas y servía de residencial oficial al Rey de Tailandia desde el Siglo XVIII hasta mediados del Siglo XX. La construcción de este complejo palaciego se inició en 1972. El complejo tiene un muro defensivo de 1900 metros de longitud para proteger al Rey convirtiéndola en una isla infranqueable.
Grandes estupas en el interior del Grand Palace.
Jardinero cuidando el recinto.
Hay varios guardias reales por el recinto que deben aguantar a los turistas pesados y sus fotos.
Todo el complejo refleja una calidad y riqueza increíble.
En su interior, el templo más destacado y famoso es el Wat Phra Kaew, donde encontraréis el famoso Buda de esmeralda. También es curioso que hay una reproducción de Angkor Wat en miniatura, ya que consideran que el imperio Khmer y los Tailandeses comparten las mismas raíces culturales y religiosas.
La arquitectura y el detalle de los edificios es impresionante.
Estas figuras rodean el templo de Wat Phra Kaew.
La entrada a este recinto es muy caro para lo que es Tailandia (500 Baths, unos 13 €), pero vale la pena ya que quedaréis maravillados de la exquisita arquitectura, escultura y pintura de este lugar.
Las esculturas están realizadas con un cuidado excepcional.
Las pinturas son de alta calidad y reflejan las luchas durante la história.
Estas curiosas figuras soportan el peso de algunas estupas. Los turistas se hacen fotos imitándolas.
Pobre figurita que nadie le hace caso a la salida del recinto.
Es importante saber que por razones culturales debéis llevar las piernas cubiertas con pantalón largo (tanto hombres cómo mujeres) e ir vestidos correctamente, o podéis tener problemas para entrar. Además siempre hay muchos turistas visitando este recinto, o sea que cargaros de paciencia con los maleducados grupos de Chinos que se te pondrán en medio de las fotos.
La tradición marca que debes mojar esta flor en unos cuencos que hay y tirar el agua por encima de tu cabeza.
Otra de las tradiciones es poner papel de oro a las figuras, muy típico en esta religión.
Para acabar visitamos la Montaña Dorada. Ubicada cerca de Khao San Road, es una montaña donde se ubica un precioso templo en la cima. Esta montaña artificial fue construida por Rama III para proteger un enorme estupa que no aguantaba bien el peso.
Entrada al Golden Mount.
Durante el recorrido vas encontrando figuras dentro de vegetación.
Al llegar a los pies de la montaña, te encuentras cuidadas figuras mezcladas entre vegetación y se sube por unas escaleras volteando toda la montaña en redonda, mientras escuchas oraciones. En lo alto tienes unas espectaculares vistas 360º de la ciudad de Bangkok. Recuerda de subir al punto más alto donde hay la estupa, por unas escaleras que están escondidas en las puntas.
En lo alto del edificio te encuentras una estupa y varias figuras.
Las vistas desde lo alto son espectaculares de la ciudad de Bangkok.
La entrada son 10 baths en teoría, pero no hay ningún tipo de control en la puerta, o sea que os podéis colar.
Para finalizar este intenso día, fuimos a hacer un «Shake» de sandía (¡cómo lo echaremos de menos!) en Khao San Road y nos marchamos al centro con nuestro transporte preferido: la barquita rápida en el canal para ir al famoso centro comercial MBK, uno de los centros comerciales más famosos de la ciudad.
Nuestro «shake» favorito, de sandía.
Centro comercial MBK, uno de los más populares de Bangkok para las compras de todo tipo.
Por la tarde nos paseamos por el Lumphini Park, donde pudimos disfrutar una vez más, de las clases masivas de aeróbic, viendo el atardecer en sus enormes lagos con vistas a la ciudad.
Atardecer en el Parque de Lumphini.
En esta ocasión no nos alojamos en Khao San Road (calle mochilera), ya que las opciones para dormir a buen precio están un poco limitadas y las conexiones para moverse desde allí son muy pésimas. Actualmente estamos en un hostel situado al lado del Parque Lumphini y delante del Palacio de deportes de Thai-boxing, donde estamos muy bien situados y a sólo 2 minutos de la entrada de metro durmiendo en un dormitorio.
Barquero de nuestra barca-taxi preferida.
Después de varios días, volvemos a dejar esta ciudad que al final que tanto nos ha gustado, y que a estas alturas nos movemos como si fuera nuestra casa.
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Com sempre unes fotos genials!
El fotògraf és més important que la càmara però… Quina càmara portes?
Una abraçada i feu-me un toque cada cop que passeu per aqui!!
Moltes gràcies Pol.
Fet!