Mi entrada a China no fue tan buena cómo yo esperaba, las barreras del idioma me empezaron a pasar factura sólo con llegar a Beijing…
Después de varias horas en el avión desde Singapur, llegué a Beijing. Finalmente, Mireia, por causas de fuerza mayor, tuvo que volver a casa. Empecé, entonces a ver el viaje desde otro punto de vista. Una sensación extraña invadía mi cuerpo, después de viajar durante 11 meses con mi pareja y ahora quedarme solo ante el peligro, era entre nervios, ansiedad…
Después de llegar al aeropuerto, saqué dinero en un cajero y me fui a buscar un bus hacia el centro.
Tenía contratado un hotel hacía semanas a través de www.hostels.com, y lo busqué céntrico para no tener que desplazarme mucho.
Una vez llegué a la estación central, me encontré con las primeras barreras del idioma en China. Nadie, me podía/quería ayudar. Yo con la mochila en la espalda, a todo el mundo que preguntaba, me ignoraba. No sabía cómo llegar al hotel. Finalmente decidí ir a un McDonalds que había en una plaza e intenté conectarme al WIFI para ver donde estaba. Mala suerte tuve, al decir que internet en McDonalds necesitas un móvil chino, o sea que no pude hacer nada tampoco.
Finalmente me decidí a andar, y finalmente llegué al hotel, utilizando los signos de supervivencia. Por cierto, la ubicación excelente, al lado de la Plaza de Tian’anmen.
Al llegar al hotel, la chica (muy estresada) del mostrador me dejó a cuadros. Después de tenerme esperando media hora, giró la pantalla de su ordenador hacia mí, y me puso la página del google translator y me tradujo de Chino a Inglés: “el hotel está completo, lo siento, no tienes habitación”. Yo flipando, y más con una reserva hecha hace semanas.
Después de una conversación de los dos a través del google translator, acordamos que me llevarían a otro hotel “amigo” por menos de 2€ la noche (precio con descuento), pero más lejos del centro. Me acompañó en bus local un chico del hotel y me dejó en el otro hotel, suficiente para lo que necesitaba yo.
Dejé las mochilas en la habitación y fui a comer algo. Al volver, un chico chino en la parte superior de mi litera se me presentó cómo “Félix” (me hizo gracia, ya que mi cuñado se llama igual), y se me ofreció a mostrarme la ciudad con su novia. Y así fue, me llevó de visita a toda la zona olímpica donde se celebraron todos los Juegos Olímpicos. Aquí me di cuenta de la grandeza de todo lo Chino, las distancias son enormes en todas partes.
Posteriormente me llevaron a ver la famosa “bajada de bandera”, un acto típico y protocolario que se hace a diario en la Plaza Tian’anmen. A reventar de gente, hasta que viene un pelotón y baja la bandera de China, nada del otro mundo.
La bajada de la bandera a reventar de gente.
A la noche, me fui a descubrir más las cercanías de mi hotel para practicar un poco de fotografía nocturna y con muy buen resultado.
Clásicos carteles en la ciudad de noche.
Por la mañana, bien temprano, el Chino Félix, me prometió llevarme a desayunar al típico local Chino que no entrarías nunca si fueras sólo. Y así fue.
Allí saqué dos conclusiones, una fue, que descubrí uno de los platos que más me han fascinado de todo el viaje, y por el cual mataría y son los dumplings de carne (hechos al vapor y con el recipiente de madera que sólo lo hacen por la mañana) y la segunda, es que me tuve que enfrentar al ruido de la gente al comer y la ansia como si los mataran. Dice la tradición que cómo más rápido y ruidoso comes es que más te gusta, pues imaginadme a mí, delante del Felix viendo cómo comía, con una ansia cómo si fuera el último manjar de su vida y allí viéndolo y preguntándome que hacía.
Al final de succionar los noodles, dio un fuerte golpe en la mesa y gritando dijo: “¡DONE!” (“hecho”). Cómo si fuera un concurso de comida rápida.
Fuera bromas, Félix y su novia, fueron una pareja excelente. Me di cuenta, de que cuesta entrar mucho con los Chinos, pero cuando estás dentro, eres cómo un marqués y te tratan de maravilla.
Estadio Nacional de la ciudad Olímpica de Beijing.
Con ellos, fui a visitar la zona Olímpica. El parque Olímpico albergó los JJOO en 2008. Destacan el Estadio Nacional de Beijing y el Centro Acuático Nacional.
Ese mismo día por la tarde, me dediqué a visitar la ciudad por mi cuenta. Estuve visitando varios parques, donde puedes apreciar a la gente practicando relajación. Muchos músicos y cantantes, y una ciudad inmensa y preciosa que me empezó a enamorar. También visité la zona de Lotus Market Marina, con un inmenso lago, bares y tiendas y mucha vida. Eso, sí, la mejor forma de moverse y barata por la ciudad es el metro.
Acumulación de barcas en el lago de Lotus Market Marina.
Terrazas flotantes en Lotus Market Marina.
Gente mayor practicando ejercicios.
Mucha vida y actividades en el día a día de la ciudad.
Para contrarrestar el efecto idioma, decidí comprar una APP para mi Ipad que era un traductor de Inglés a Chino OFFLINE (o sea que no necesita internet), fue la mejor inversión que hice, a partir de aquí, mi viaje cambió, os lo aseguro. Es la herramienta perfecta para comunicarse sin saber el idioma. JIBBIGO, es una buena opción y puede salir GRATIS. Aquí para descargar en IOS y ANDROID.
Al día siguiente visité el templo del Cielo, que hay una zona gratis con parques muy bonitos, y cuando quieres entrar para ver la torre, te hacen pagar. En los parques, no te cansarás de pasear y ver todo tipo de gente haciendo de todo. Cantando, bailando, haciendo deporte, jugando a juegos, o pintando caligrafía con agua…
Templo del Cielo.
Mujer relajándose en el parque.
Caligrafía en agua en las baldosas de un parque.
La gran mayoría de gente mayor se pasa las horas jugando a juegos.
Viendo las previsiones meteorológicas, que empezaría a llover a partir del día siguiente. Tuve que hacer cambio de planes. Finalmente no visité la Ciudad Prohibida por la lluvia, y me fui de compras a un Centro Comercial llamado Mercado Yashou, donde compré algo de ropa después de negociar hasta la saciedad. Por las tardes, la lluvia no cesaba, por ello, aprovechaba para salir a hacer fotografía nocturna, aprovechando los reflejos de los suelos mojados.
La puerta de la Ciudad Prohibida de noche y con lluvia.
Espectaculares imágenes nocturnas de la ciudad de Beijing.
Aunque llueva, la actividad no cesa en la ciudad.
Finalmente Beijing, fue una ciudad que me impresionó mucho y que me sentí muy cómodo finalmente. Antes de marcharme al siguiente destino, sólo me quedaba hacer dos cosas, comprar el billete de tren y visitar la Muralla China, antes de que las lluvias empezaran.
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