Llegamos al paraíso de la naturaleza, el país de bellos paisajes, animales que conviven en tranquilidad sin miedo a ser cazados. Unos paisajes con unos colores intensos que te dejarán marcado para toda la vida. Si sigues leyendo este post, estarás perdido, ya que vas a querer cambiar tu destino las próximas vacaciones, o sea que adelante!
Dicen que este es el país de la felicidad, no será una casualidad que ha sido unos de los países que hemos encontrado la gente más simpática y agradable por metro cuadrado.
Vamos a presentados nuestra llegada a este fantástico país y nuestros primeros dos destinos, una ciudad de ciencia ficción y un precioso lago que después de verlo, ya no hay lago que le pueda hacer sombra.
Una vez llegamos a Nueva Zelanda, cometimos el error de no haber reservado ninguna Campervan. La tradición viajera, es recorrer las dos Islas que conforman este país en una autocaravana. Realmente este país está pensado para el eco-turismo, y puedes encontrar centenares de lavabos públicos que están tan limpios que podrías cocinar encima de ellos, y además gratuitos.
Después de pelearnos con varias agencias, coincidimos con una que nos alquiló una campervan más o menos económica para recorrer la isla Sur entera. Lo hicimos durante 12 días. Sabemos que no es tiempo suficiente, pero nos queda mucho que recorrer aún. El paso a la isla norte, lo hicimos con otra autocaravana, que explicaremos más adelante para futuros viajeros.
Nuestra primera campervan que alquilamos para recorrer la Isla del Sur de Nueva Zelanda.
Una vez te pones al volante de una autocaravana (que es una simple furgoneta adaptada), te vuelves completamente loco, ya que la mayoría son automáticas y además tienes el volante al revés que nosotros, a la derecha. O sea que los primeros momentos, son horribles hasta que te adaptas y no mueres en el intento.
Cuando estás más tranquilo conduciendo a la inversa que nuestro país, empiezas a disfrutar de preciosos paisajes.
Desde Christchurch donde pasamos la primera noche en un camping de pago para adaptarnos un poco, nos dirigimos al Lago Tekapo. Un precioso lago, que ha marcado la diferencia en nuestro viaje. Después de ver este lago, el listón está tan alto que nada puede igualarlo.
Su color azul turquesa, dicen que es una mezcla entre la pureza del agua de los glaciares y el reflejo del cielo sin contaminación.
El impresionante color turquesa del Lago Tekapo, nos ha marcado para siempre.
En ese mismo lago, puedes encontrar una pequeña y bonita ermita, que en su interior hay un gran ventanal que puedes ver este precioso lago.
Preciosa ermita situada en el Lago Tekapo. Dentro hay un gran ventanal hacia el lago.
Paseando por las carreteras te cansarás de ver vacas y ovejas a miles y algunos criaderos de ciervos. Al principio te hace gracia pero a lo largo de los días ya no le das importancia. La ganadería es una de las fuentes económicas de este país.
Venga vacas y más vacas…y ovejas…y ciervos en todas partes.
Una pequeña ciudad que visitamos posteriormente de camino y por casualidad, nos causó bastante impresión. Su nombre es Oamaru, y está ubicada en la región de Otago. Lo descubrimos por casualidad y vimos algo extremadamente extraño, ya que es como una ciudad temática dedicada al futurismo pero retro.
Grandiosa locomotora inspirada en el arte Steampunk en Oamaru.
La arquitectura Victoriana se combina con enormes artilúgios retro-futuristas.
Nos dimos cuenta que hay edificaciones que combinan la arquitectura Victoriana con gigantes máquinas futuristas ubicadas por la ciudad como cohetes, zepelines o locomotoras con extraños mecanismos. Esta tendencia retrofuturista, se llama Steampunk, y para quien no lo conozca es un estilo artístico de donde se ha inspirado películas cómo Metropolis o La Brújula Dorada, con notadas inspiraciones a Julio Verne. Vamos una mezcla explosiva.
Si queréis ver más fotos podéis acceder a la derecha de este post.