Después de visitar las maravillosas ruinas de Vat Phou, nos dirigimos con nuestras motos a descubrir la ruta de Bolaven Plateau (todo el país tiene una marcada tendencia francesa), que nos adentrará dentro de la provincia de Champasak, una interesante zona donde veremos plantaciones de café, cascadas, muchos niños y descubriremos la vida cotidiana de los Laousianos, Laos en estado puro.
Tras pasar noche en un pueblecito llamado Paksong y pasar mucho frío (de hecho esta zona tiene un microclima totalmente diferente a todo el país y está a 1200 m.s.n.m) nos dirigimos a recorrer varios kilómetros buscando alguna cascada para tomar fotos y bañarnos si es posible.
Simpático perrito en nuestro primer guesthouse.
Durante la ruta en moto con nuestros amigos Èlia, Joan i Òscar, nos dimos cuenta que cada vez que nos cruzábamos con niños por la carretera o en los poblados, no entiendo cómo, pero todos se giran y te saludan (saben que somos turistas) y te sonríen e incluso alguna niña pequeña nos dijo «I love youuuu» con una sonrisa. Se tiene que admitir que nos encantaba estar saludando a todos los niños que te vas cruzando, parecíamos reyes en una carroza.
Los niños, los protagonistas de esta ruta. (*a pesar de que Laos ha sido el país más bombardeado del mundo, al niño de la izquierda no le faltan los brazos, sólo los tiene ocultos)
Nuestras 3 motos alquiladas de 100 c.c. (5€/día) con cambio manual.
Debido a esta amabilidad de los niños, decidimos para en una escuela y hacer unas fotos mientras hacían el recreo. Todas las niñas jugaban a un curioso juego de lanzarse unos saquitos de arena y «jugar a matar» y todos los niños juntos, practicaban el arte de las canicas con unas técnicas nunca vistas en mi vida. Finalmente acabamos dentro de las aulas mientras ellos nos miraban atónitos cómo si fuéramos de otro mundo. Fue una experiencia inolvidable, la verdad.
Niña jugando a matar con saco de arena.
Niños jugando a las canicas.
Liándola en la escuela con Joan y Óscar.
Dentro de la aula.
Dando clase con Joan. Fue muy divertido.
Niños curioseando lo que hacíamos.
Libro en la escuela.
Tras recorrer varios kilómetros por una carretera en muy buenas condiciones entre campos de café y arroz (el café de Laos es muy auténtico), nos vamos encontrando varios tramos en obras en que asfaltan los tramos aún no terminados a un ritmo muy rápido.
El café fue el protagonista de estos días.
Después de visitar una cascada llamada «Couple Waterfall» que no nos acabó de convencer, pero finalmente llegamos a un luga llamado «11 waterfalls», dónde sólo visitamos unas impresionantes cascadas de más de 30 metros, pero nos acabamos bañando en unas más pequeñas con sus frías aguas para evitar el fuerte calor de la zona. Una curiosidad, y cómo de costumbre, el camino se estaba quemando, y tuvimos que evitar el fuego y el humo.
Impresionante cascada de 30 metros.
Niño en cascada.
Cómo de costumbre, zonas quemadas por todas partes.
Tras esta visita, empezamos nuestra gran aventura (ya nos habían avisado del mal estado de la carretera): un tramo de carretera sin asfaltar de más de dos horas para recorrer varios kilómetros que fue una odisea.
En nuestro trayecto por el camino de tierra. (foto de Élia Forcen)
Las cosas se complican. (foto de Òscar Barrios)
Arena y más arena (foto de Joan Farrés)
Entre camino de tierra y arenas movedizas, la moto se movía de un lado al otro. Incluso, casi parados tuvimos una caída al suelo, pero al caer había tanta arena que pareció que nos tirábamos en un colchón sin recibir ningún daño, eso sí, llenos de arena hasta las cejas. Fue incluso divertido entre risas.
Tengo que admitir que fue muy tenso, pero divertido a la vez. Pero después de dos horas, ya deseas encontrar una carretera y más sin encontrar ningún sítio para repostar, ni nada de nada.
Llenos de arena por todas partes, resultado de nuestro trayecto en moto por el camino de tierra.
Por fin llegamos a una carretera asfaltada, hacemos balance de nuestro estado, estábamos bañados entre una mezcla de sudor, arena blanca, roja, naranja….hechos un cuadro, y cansados. Y nos desplazamos rápidamente a un pequeño poblado llamado Tad Lor. Este lugar apartado, es un lugar perfecto para relajarse con cascadas naturales y varios restaurantes y guesthouse para turistas a precios muy competitivos. Acabamos el día, otra vez bañándonos en el río para poder limpiar todo el polvo del camino que hemos recorrido durante el dia.
Cascadas en Tad Lor.
Super bocadillo de pollo para llenarnos de energía.
Finalmente pasamos noche en un humilde alojamiento muy barato regentado por una catalana y su novio Laosiano, llamado «Sabai sabai».
Por la mañana nos levantamos temprano y fuimos a visitar las cascadas de la zona y de pronto apareció un poblado de la nada. Su nombre «Khiangtanglae village», en medio del bosque y cercano al río donde tienen sus huertos para crear sus propios productos para un autoabastecimiento. Nos encantó perdernos por este pequeño poblado mientras los niños te vienen a pedir comida o lápices de colores (que no llevábamos) y los adultos te miran de forma indiferente. Estuvimos haciendo fotos a cerditos, cabras y varias personas del pueblo. Los niños juegan felices por todo el poblado, sobretodo a un palo con ruedas y algunos a pelotas. Se nota que no necesitan nada más para ser felices.
Al marchar, se nos acercó el jefe del pueblo fumando un curioso puro de hoja de palmera y nos dio consejos para visitar otra cascada un poco lejana, pero finalmente volvimos para seguir nuestro trayecto de vuelta, ya que por la noche teníamos que tomar un bus para nuestro siguiente destino.
Cerditos con su madre paseando por el poblado.
Cabras descansando en un templo sagrado.
Niño jugando con el juguete típico del poblado, un palo con ruedas.
Yo hablando (o intentando comunicarme) con el jefe del poblado. Foto de Joan Farrés/Òscar Barrios.
Tras volver a nuestra moto, hicimos varias horas de carretera, haciendo algunas paradas y sin dejar de saludar a todos los niños que te vas encontrando por el camino, y llegamos a Pakse, para devolver la moto, comer algo y esperar a nuestro pick-up para acompañarnos al bus que nos llevará a nuestro próximo destino.
La experiencia ha sido increíble para conocer este gente tan amable y genial. Gracias a nuestros amigos por compartir este momento con nosotros.
Os dejo, dando gracias por haber leido este post hasta el final con un monje,
y sucio de arena hasta las cejas (foto de Joan Farrés)
Encontrarás más fotos a la derecha de este post.
Et fa falta una bona dutxa, després de totes les aventures
Peró val la pena.! Sense cap dubte
Molts petons a tots
Mai he acabat tant ple de sorra com aquell día, però va ser una experiència inoblidable!
Gràcies per seguirnos i molts petons a tots.
Saludos.. increibles fotos!! con que cámara las hicieron??
Saludos
Hola Mario, y bienvenido a nuestro blog.
La cámara que he utilizado durante el viaje es una CANON 6D con una objetivo 24-105 f.4.
Un saludo y gracias por el comentario.
Chulísimo el relato y las fotos!!… Me marcho a Laos en breve y me parece que me animaré a alquilar una moto para hacer parte de la ruta.
Un saludo , viajeros!
Hola Lola,
Te va a encantar este país, su gente, su cultura, su comida…es un país aún para explotar.
Cualquier duda, aquí estamos.
Feliz viaje y gracias por tu comentario.