Para terminar los días en Sri Lanka decidimos ampliar el presupuesto para relajarnos a lo grande (ya que no pudimos ir a las Maldivas)..y este fue el resultado…Tras llegar a Trincomalee, nos dirigimos a la zona de la playa en Tuk-tuk, por recomendación del taxista fuimos a un Hotel que no nos gustó nada. Pero decidimos quedarnos a pasar la primera noche para buscar algo mejor en la zona. Lo mejor del hotel, fue este delgado gatito que se coló por la ventana y nos venía a hacer visitas.
El bonito gatito nos venía a visitar a la habitación.
Finalmente decidimos gastar un poco más del presupuesto y marcharnos a un super hotel con piscina, aire acondicionado
y neverita para guardar el desayuno…todo un lujo.
La piscina que pudimos disfrutar los últimos días en Sri Lanka.
En el jardín del hotel encontramos todo tipo de animales, e incluso monos en los tejados.
La playa está muy bien, sin mucha gente y con el agua caliente y tranquila, perfecto.
Una curiosidad que encontré, es un tipo de habitaciones económicas que tenía un hotel cercano al nuestro, que duermes
en «agujeros» delante de la playa…no tiene desperdicio la foto:
En estos agujeros puedes dormir por un precio muy económico, el agujero es individual.
Si te aburre la playa, puedes visitar en la ciudad de Trincomalee hay un bonito templo hindú, que puedes visitar de
forma gratuita. Deberás ir a la estación de buses y desde allí, vas caminando hasta el templo (30/40 minutos andando).
Por el camino, podrás ver cómo lo pasan de bien los locales en la playa.
Antes de entrar a una muralla donde está ubicado el templo, encontrarás un bonito valle donde hay un colonia de ciervos.
De hecho, verás ciervos por toda la ciudad, e incluso me los encontré en la estación de bus buscando comida en las tiendas.
Una vez has cruzado la muralla, entrarás a una zona militar, donde está todo un complejo de soldados y armamento.
Momento en que cruzas la muralla desde la playa.
Durante el trayecto encontrarás varias armas pesadas.
Una vez pasas una fila de tiendas, llegarás a las puertas del templo a visitar, en lo alto de la colina. Este templo llamado
Koneswaram Temple, verás cómo la gente en su interior rezan y rompen cocos pidiendo deseos. La arquitectura típica
de los templos hindús me encanta con sus figuras y colores.
El templo está situado en lo alto de la colina con vistas la mar.
Figuras y colorido marcan la estética de los templos hindús.
En su interior multitud de personas hacen cola para hacer donaciones.
Señor orando delante de la gran figura a la entrada del templo.
Al salir del templo, tiran con violencia el coco para romperlo para que sus deseos se hagan realidad.
Obrero reformando el templo descansando.
Bajando del templo hindú, encontré otro budista que visité, que me regaló unas buenas vistas.
La figura budista, está mirando a la playa de Trincomalee.
En la playa de Trincomalee, hay indicaciones para salvarte de un Tsunami por todas partes. Después del 2004, el gobierno
empezó a tomar medidas al respecto tras que fallecieran más de 250 personas en todo el país.
Placa indicando la vía de salida en caso de aviso de Tsunami.
Camioneros con su colorido camión.
Al atardecer y por la mañana temprano, ciertas personas hacen una tradicional actividad que se hace a diario: la recogida
de la red de pesca desde la playa. Está muy bien verlo, e incluso puedes ayudar si quieres. Aunque a pesar de la envergadura
de la red, no es muy efectiva, la verdad. La situación, es al lado de nuestro hotel «Sea Lotus Park».
Pescadores recogiendo la red en la playa (cerca de nuestro hotel).
Al final nuestros felices días de descanso en Trincomalee, volvimos a Colombo para coger el avión de vuelta.
El trayecto en bus fue realmente horrible, de más de 6 horas…agotador. Y que para postres, hicimos una parada para
comer algo en un restaurante y atropellaron a un perro delante mío, y lo tuve que sacar yo de la carretera para que no
lo acabaran de convertir en carne picada y se me murió en los brazos el animal. Vamos, una experiencia traumática
que me dejó un sabor amargo en unos días muy felices en mi viaje a Sri Lanka.
Desde Colombo cogimos un vuelo a Istambul, que al hacer una transbordo de casi 12 horas, Turkish Airlines, nos
obsequió con un tour gratuito por la ciudad con todos los gastos pagados e incluso las comidas.
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